Hace unos días, estuve hablando con la gerente de una escuela privada de hostelería, me comentó que actualmente para el Grado Medio de Cocina, tienen muchísimas solicitudes, pero para el Grado Medio de Sala, llevan dos años ofertándose, pero, desgraciadamente, sin poder impartir, ya que no hay solicitudes suficientes como para realizarlo.
Esta charla me dejó completamente en “shock”, ¿Cómo queremos ser un referente en hostelería si no prestamos atención a la sala? ¿Por qué una profesión como camarero no atrae a los jóvenes, mientras qué muchos se quedan sin plaza para estudiar cocina?
A raíz de ello me decidí a escribir este artículo.
No hace mucho, leí que en un congreso de hosteleros a nivel nacional, se quejaban precisamente de la poca profesionalidad de la sala, precisamente, datos como estos solo confirman estas afirmaciones.
¿Pero por qué sucede? Bajo mi opinión personal, hay una gran cantidad de intrusismo en la profesión, debido a la cantidad de trabajadores que demanda el sector. Mucha gente trabaja como camarero para pagarse los estudios o simplemente porque están desempleados, pero siempre están pendientes de poder cambiar de sector impidiendo su profesionalización.
«Hay una gran cantidad de intrusismo en la profesión»
¿Quién es el responsable? Bajo mi punto de vista y experiencia, uno de los principales culpables son sin duda los empresarios. He trabajado en muchos sitios como camarero, y teniendo más de 5 años de experiencia, habiendo trabajado en un restaurante con estrella Michelin y siendo Técnico Superior en Restauración, se me ofrece el mismo contrato y condiciones que al estudiante que decide trabajar como camarero y es contratado en el mismo local. Es decir, la mayoría (no es nunca el 100%) ofrece lo mismo a un profesional que a uno que no lo es. Ser profesional sirve para que te contraten antes y para aspirar a mejores establecimientos pero, una vez allí, no hay diferencia entre quien lo es y quien no, a todos se les paga según convenio. Siendo una de las principales razones por la que la gente trabaje como camarero piense que es una tontería profesionalizarse o estudiar, ya que lo más importante es la experiencia y total, si nos van a pagar lo mismo.
«La mayoría (no es nunca el 100%) ofrece lo mismo a un profesional que a uno que no lo es»
Sin embargo, no es solo culpa de los empresarios, los clientes, debemos penalizar a aquellos establecimientos donde los camareros no estén a la altura y la sociedad, en general, debe hacer un esfuerzo al igual que se hizo con los chefs, en dar prestigio a la profesión. Sin decir tiene cuantas veces compañeros de trabajo se han reído de mi por haber estudiado hostelería en vez de tener curiosidad sobre lo que había aprendido.
Por ello, muchas personas piensan que ser camarero es un trabajo sencillo en el que solo se necesita transportar platos y si nos ponemos un poco exigentes, buena presencia y una sonrisa, que no todos los camareros nos obsequian. Craso error, para ser un buen camarero se necesitan cualidades, estudios y experiencia, cualquiera puede ser un “transporta platos”, pero pocos pueden ser camareros.
«Para ser un buen camarero se necesitan cualidades, estudios y experiencia, cualquiera puede ser un “transporta platos”, pero pocos pueden ser camareros»
Hoy en día, a un camarero, se le exige dotes de psicólogo, para saber gestionar cualquier incidencia sin que por ello se moleste al cliente, sino lo contrario, empatizando y resolviendo los problemas. Un camarero debe ir siempre aseado, conocer la normativa sobre sanidad e higiene en los restaurantes, desenvolverse en al menos dos o tres idiomas.
Un camarero, es aquel que siempre esta pendiente del comensal, si se le cae un cubierto, si se acaba la bebida, si necesita sal. Anticipándose incluso a que el cliente nos lo diga, ya estamos
nosotros trayendo justo lo que necesita, todo ello sin que ni siquiera el cliente se percate de que le camarero esta allí.
Un camarero, conoce la carta, sabe como se hacen los platos que en ella se ofertan y es capaz de describírselo al cliente, recomendándole y conociendo la carta de vinos y todas las referencias, denominaciones y uvas que la componen.
Un camarero, sabe lo que es un servicio a la rusa, a la francesa o a la inglesa. Sabe servir una paella encargada para 8 cuando son doce los comensales dejando los platos exactamente iguales.
Un camarero, sabe limpiar un pescado a la vista del cliente sin dejar una espina, realizar un “creppe suzatte” o un “steak tartar” delante de un cliente, mientras, éste le observa, él le deleita explicando lo que hace.
Un camarero sirve un carro de quesos conociendo el origen, leches y elaboración de cada uno de ellos.
Un camarero, conoce como hacer diferentes tipos de cócteles y adornarlos de una forma que el cliente de la mesa de al lado se lo pida al verlo.
Un camarero es experto en cafés, conociendo variedades tuestes y formas de servirlo, nunca confundiría un capuccino con un vienes.
Un camarero, se le dice por la mañana el pescado fresco que ha entrado y cual nos interesa sacar antes porque hay mucho y es capaz de que antes de que el servicio acabe no quede ni uno.
Un camarero, son muchas cosas, muy difíciles y pocas veces se le reconoce su valía.